La Región andina: Un modo de vida amenazado, por Chris Baker
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Ríos y lagos
La desecación de los humedales hace que las personas emigren
Durante nuestra visita nos detuvimos a conversar con la Sra. Bonifacia Mamani, una anciana criadora de llamas que vive en la planicie cerca de la Laguna. Ella nos explicó que en ese momento estaba sola. Su marido estaba enfermo y lejos de su casa. Nos brindó un testimonio aún más revelador de su situación. Su hijo se había ido de la región para siempre. La casa de la familia del hijo ubicada a corta distancia de la suya quedó vacía. La falta de oportunidades lo impulsó a intentar construirse una nueva vida en la ciudad.
En muchas de las charlas que mantuvimos con la gente local surgió esta situación. También hablamos con el Sr. Diego Sumbaino, presidente de la comunidad indígena local. Su poblado está en los cerros ubicados alrededor de la Laguna. Los registros históricos muestran que este poblado existió hace mas de 500 años, mucho antes de la llegada de los españoles. Él también estaba preocupado por los crecientes desafíos que enfrentan los pobladores, pero tenía en claro que las comunidades locales desean quedarse.
La gente quiere seguir los pasos de sus ancestros, mantener sus tradiciones y cultura. Ellos realmente abandonan la región solo cuando la situación se torna insoportable. Entonces, ¿por qué la gente está considerando la posibilidad de comenzar de nuevo? La respuesta es simple: el pastizal alrededor del lago no alcanza para que el ganado pastoree y las personas ya no pueden ganarse la vida. Sin embargo, las razones que explican esta situación son complicadas, están entrelazadas y aún queda mucho por aprender.
Los cambios en la propiedad de la tierra producen ganadores y perdedores
Tradicionalmente, las tierras de pastoreo que rodean la Laguna han sido manejadas de forma comunitaria a través de compartir el forraje y el agua. Esta es una estrategia inteligente porque les permite a las personas superar las condiciones poco favorables de un entorno tan árido e imprevisible, compartir las mejores zonas de pastoreo y distribuir los impactos generados sobre el ambiente de forma más o menos uniforme. En épocas recientes, esta estrategia de manejo fue abandonada.
El gobierno adjudica los sitios de acceso al agua a los dueños formales de las tierras. Ahora, la tierra alrededor de la Laguna está dividida en parcelas cercadas que les pertenece y son manejadas en forma individual por criadores de ganado. Esto ha creado ganadores y perdedores, pues algunos pobladores ya no pudieron acceder al agua y se quedaron con las tierras de forrajeo menos favorables. Esta situación también conduce al sobrepastoreo y a la degradación ambiental.
Se están perdiendo tierras de pastoreo
El ganado alrededor de la laguna depende del forraje que crece en el suelo húmedo y del acceso al agua. La tierra de pastoreo está desapareciendo por una combinación de sobrepastoreo, cambios en la elección del tipo de ganado y cambios hidrológicos en las planicies. Un enfoque comercial productivo que se aplica cada vez con mas frecuencia es elevar la presión de pastoreo por encima de niveles sustentables. Esto no sólo está relacionado con la cantidad de cabezas de ganado -que ha aumentado- sino también con la elección del tipo de ganado.
Muchos criadores de ganado ahora prefieren las ovejas a las llamas. Las ovejas pastan a ras del suelo y cortan el pasto con sus duras pezuñas, de forma tal que lo tornan más vulnerable a la erosión por agua de lluvia. Esto es importante porque, aunque se redujo la cantidad de lluvia en los últimos 30 años, cuando ésta se produce es más intensa y localizada que en el pasado.
Donde antes los ríos fluían suavemente por la planicie hacia la laguna, ahora lo hacen con mayor rapidez e intensidad, horadando profundos canales en el suelo desnudo. El agua potable para el ganado también es escasa. Los puntos naturales de acceso están distribuidos de manera irregular y no proveen tanta agua como en el pasado porque el caudal es menor y el drenaje es más rápido. Para conseguir el acceso al agua los pastores cavaron grandes hoyos a cielo abierto en los bañados de pastoreo, cuyo resultado fue la degradación de la tierra y la reducción en los niveles de agua.
Mala gobernanza de la minería
La creciente actividad minera representa un desafío nuevo y diferente, un problema al que recién nos estamos enfrentando. Aún no queda claro si la actividad minera comercial que se realizó en el pasado tuvo un impacto importante en la Laguna, pero aún persisten señales de advertencia. En el área de la cuenca denominada Pan de Azúcar, hay una mina de plata que fue abandonada aproximadamente hace 27 años.
Pocos años atrás se rompió una represa con desechos durante una severa tormenta y esto provocó la liberación de sedimentos colmados de metales pesados aguas abajo hacia la laguna. Desgraciadamente, no hay nadie que se haga responsable de esto ni que se haya comprometido en limpiarlo porque la empresa ya no opera más en el sitio. Los grises sedimentos contaminados yacen en el lecho y se van lavando hacia la Laguna año tras año. A través del examen de agua y sedimentos estamos tratando de establecer si los contaminantes ya han alcanzado la laguna, pero parece inevitable que esto ocurra si no se adoptan las medidas pertinentes.
Este ejemplo da idea de la deficiente gobernanza de las operaciones mineras. Los organismos gubernamentales locales tales como la Administración de Parques Nacionales y la Institución Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) son raramente consultados sobre el otorgamiento de las concesiones mineras ni sobre cómo se operará tanto con respecto al manejo como al desmantelamiento de las minas. Hay una causa real de preocupación sobre el porvenir de la salud de la Laguna, su biodiversidad y su gente porque el gobierno provincial de Jujuy ha asignado la mitad del área de la cuenca para futuras concesiones mineras.
Ofrecemos una solución para la restauración del ambiente
El trabajo que estamos realizando demuestra cómo pueden revertirse los impactos de un ambiente cambiante y un uso no sustentable de la cuenca. Estamos poniendo a prueba soluciones de baja tecnología y accesibles, que las comunidades y pastores locales pueden reproducir con un mínimo apoyo. Esto lo hacemos introduciendo barreras en los ríos para revertir la erosión, rellenando los canales a través de procesos naturales y ayudando a rehumedecer las tierras de pastoreo. Esto favorecerá tanto a los pastores como a la biodiversidad.
Estamos negociando con los pastores en forma exitosa para re-establecer los fundamentos de un manejo de pastoreo comunitario. Las comunidades quieren retornar a estos sistemas y reconocen y aprecian nuestro papel como colaboradores para que esto suceda. Estamos considerando formas menos destructivas para mejorar el acceso del ganado al agua en las planicies de la Laguna. Estamos investigando los impactos sobre la Laguna producidos por operaciones mineras como base para aprender a remediar el daño producido. A lo largo de este proceso la gente, las comunidades locales y las autoridades de Parques Nacionales nos brindan apoyo y cooperación. Otras comunidades que viven alrededor de la Laguna también se están acercando a nosotros para que trabajemos con ellas. Sin embargo, me quedó la impresión de que al mismo tiempo que encaramos los cambios que afectan a la Laguna, también debemos prestarle más atención a los múltiples factores sociales y económicos que los generan.
Las dificultades de la economía local
Al escuchar a las comunidades, a la gente y a nuestros expertos locales, me hice la imagen de que las comunidades en general están abandonadas a su suerte. Es comprensible que el gobierno provincial perciba a la minería como una actividad muy rentable y que fomente su planificación. Sin embargo, yo creo que esto subestima el potencial económico de lugares como la Laguna de Pozuelos, además de poner en riesgo la pérdida de su biodiversidad, cultura y tradición y de provocar la migración de los pobladores.
No parecería que los pobladores reciban mucho apoyo. Su ganado y productos derivados son comerciados por otros, lo que les dificulta el acceso al mercado. Aquí el producto es simplemente vendido con poco valor agregado. La lana y carne de llama son mercancías muy cotizadas y se venden a precios altos en todos lados. Sin embargo, los pastores reciben poco o ningún beneficio y las ganancias solo las reciben los intermediarios. Ayudar a que los pastores puedan acceder más fácilmente al mercado, a que obtengan un precio más razonable y a que su producto tenga mayor valor agregado mejoraría su situación en la cuenca.
El mejoramiento del valor económico de la cría de ganado puede contribuir al diálogo sobre futuras planificaciones y operaciones mineras. Quizá, lo más importante es devolver la confianza a las comunidades locales, impulsar la idea de que aquí hay un futuro y darle una alternativa viable a la generación más joven. En este momento estamos al comienzo de nuestro trabajo en la Laguna de Pozuelos, y creo que necesitamos pensar en cómo podemos estimular estos tipos de cambios, además de seguir abordando las importantes problemáticas asociadas con la restauración y el manejo.
Además, esta no es la única historia. Historias similares pueden ser contadas a lo largo de la región de la Puna en zonas de Bolivia, Argentina and Perú. La Laguna de Pozuelos no involucra a un gran número de personas, pero se incluyen a cientos de miles cuando los humedales de la región son tomados como un todo. Ya estamos trabajando en el Lago Junín en Perú, donde experimentamos un conjunto de problemáticas parecidas y planificamos tanto extender nuestro trabajo en estos lugares como reproducirlo en cualquier otro lado. Esta región puede estar muy alejada y llena de desafíos, pero merece la oportunidad de seguir ofreciendo el sostén básico para esta gente y su biodiversidad excepcional en lugar de ser barrida por los vientos de cambio.