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El Observatorio Socio Ambiental de la Soja (OSAS) contribuye a que el gobierno de Holanda y el sector privado impulsen la producción responsable de soja en América del Sur

Publicado en:
  • Sector privado
El Observatorio Socio Ambiental de la Soja (OSAS) contribuye a que el gobierno de Holanda y el sector privado impulsen la producción responsable de soja en América del Sur

 

– Por Marta Andelman, Wetlands International Argentina –

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Holanda, 31 de octubre de 2014 – Durante el diálogo organizado por  la Alianza Ecosistema [1] , organizaciones  no gubernamentales de América del Sur (Wetlands International–LAC,  ProYungas y FARN de Argentina, Probioma de Bolivia, Guyra Paraguay, e ICV de Brasil) presentaron los resultados del Observatorio Socio-Ambiental de la Soja (OSAS) ante representantes del gobierno de Holanda y del sector privado para discutir soluciones hacia una mayor producción responsable de soja. El proceso de diálogo tuvo lugar en La Haya y estuvieron presentes Hugo Byrnes de la empresa Ahold, Jan Kees Vis de Unilever, José Villalón de Nutreco Alimentos y el representante del Ministerio de Relaciones Exteriores del Gobierno de Holanda Jeroen Rodenburg así como miembros de otros organismos de gobierno y de la sociedad civil organizada de Holanda.


[1] Ecosystem Alliance es una alianza conformada por UICN NL, Both ENDS y Wetlands International con el apoyo del gobierno Holandés.

El Observatorio Socio-Ambiental de la Soja (OSAS) es un esfuerzo conjunto de ONGs de  Argentina, Bolivia , Brasil y Paraguay que busca dar cuenta de los grandes impactos sociales y ambientales provocados por el aumento creciente del monocultivo de soja en los países de la región y contribuir con información válida a incidir en las políticas públicas y privadas de los países productores de la región y de la Unión Europea y en particular Holanda, que es el gran importador de soja para la UE.

El avance creciente de la frontera agrícola genera actualmente grandes conflictos con las comunidades locales sobre el uso del suelo, altos niveles de deforestación, degradación y pérdida de humedales y riesgos para la salud por el uso creciente de agroquímicos. A su vez, la expansión de la producción sojera se orienta a zonas tradicionalmente no agrícolas y con fuertes limitaciones para este cultivo como el Gran Chaco Americano, el Delta del Paraná en Argentina y el Pantanal en Brasil.  Al principio, la expansión agrícola fue a expensas de otros usos agrícolas y de la ganadería y en los últimos años se fue extendiendo hacia ecosistemas forestales de alta diversidad.

En la región del Chaco de Argentina, Bolivia,  Paraguay y sur de Brasil entre 2002 y 2012 se transformaron 5 millones de ha. En Argentina de los 51 millones de hectáreas del Chaco Americano, 21% han sido transformadas y menos del 3% de la superficie se encuentra protegida.

El uso creciente, masivo e inadecuado de agroquímicos es otro de los graves problemas que trae este modelo sojero con consecuencias para el ambiente y la salud. Actualmente en América del Sur se aplican, en promedio 15 litros de glifosato por hectárea y por año. En Argentina aumentó 4 veces el uso de agroquímicos  por hectárea desde 1997 al 2014 sin que ello haya implicado un aumento de la productividad.

La magnitud que tiene la expansión del cultivo de soja en América del Sur tiene innegables consecuencias sociales y ha promovido la concentración de la tierra. En Bolivia por ejemplo, el 3% de los productores concentran el 56% de la superficie cultivada y situación similar encontramos en Argentina y Paraguay.

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De acuerdo a esta realidad las organizaciones involucradas de América del Sur consideran que si bien existen otras certificaciones, uno de los mecanismos más apropiados con los que se cuenta hoy en los países productores es la certificación a través de los estándares de la RTRS (Mesa Redonda de la Soja Responsable). Esto representa una opción para la producción responsable de soja. Si bien esta certificación ha aumentado en los últimos dos años, el porcentaje de producción de soja certificada es aún muy bajo. Representa apenas un 0,9%  del total de la producción de soja de América del Sur que es de 47 millones de ha. Las áreas certificadas se encuentran mayormente en las regiones tradicionalmente agrícolas como la pampeana en Argentina y en general no cubren otras áreas críticas donde se encuentran los mayores impactos sobre la deforestación y degradación de humedales importantes y esto sin duda representa una importante limitación de este sistema.

La producción de soja es sin dudas, una importante fuente de recursos económicos para la región. Los beneficios económicos deben estar en equilibrio con el uso planificado del territorio, con el aumento de la agricultura sustentable y con acciones que promuevan la conservación y el uso sustentable de los recursos naturales especialmente en las áreas críticas a escala de paisajes. El gran reto es que los países compradores europeos se involucren más activamente para catalizar este proceso de tal forma que además de asegurar los beneficios económicos para los países productores de la región, se garantice la conservación de los recursos naturales y se avance en respetar los derechos de las poblaciones locales. Así mismo se reafirma que el papel de los gobiernos de los países productores es fundamental para lograr la sustentabilidad de la producción sojera en materia económica, social y ambiental.

El gran desafío para los países productores y compradores de soja es promover esquemas de certificación efectivos y sistemas transparentes de monitoreo para lograr producciones de soja responsable en América del Sur, llevando tranquilidad tanto a las grupos de consumidores como a quienes habitan los países productores.

Para mayor información:

www.observatoriosoja.org

www.sojacoalitie.nl

http://www.ecosystem-alliance.org

http://www.responsiblesoy.org