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Celebremos el día Mundial de las Aves Playeras

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En Argentina, septiembre es un mes clave para las aves playeras porque muchas de ellas realizan sus migraciones. Algunas vuelan desde el centro del país hasta sus sitios de reproducción en el extremo sur de la estepa o la costa de la Patagonia, como el Chorlo cabezón, el Chorlito ceniciento o el Chorlito pecho canela. Otras especies de aves playeras, como el Playero rojizo, el Falaropo común o la Becasa de mar, comienzan a llegar a nuestras costas y lagunas después de haber pasado su temporada reproductiva en el Hemisferio Norte.

Celebramos el Día Mundial de las Aves Playeras para conocerlas un poco más y seguir generando conciencia acerca de la importancia de su conservación a nivel mundial.

A continuación, te presentamos cinco aves playeras características de cinco sitios en los que trabajamos desde Aves Argentinas y Fundación Humedales/ Wetlands International en el marco del Plan Nacional para la Conservación de Aves Playeras.

El Falaropo común se reproduce en Canadá y llega a lagunas y lagos de Argentina durante el verano. Esta especie es un emblema del Parque Nacional Ansenuza, ya que durante el verano podemos verla en bandadas de cientos de miles de individuos volando sobre el agua de forma sincronizada, siendo sin duda uno de los espectáculos más impresionantes de la naturaleza.

El Chorlito de vincha es una de las aves playeras más llamativas por su colorido plumaje. Es muy rara y difícil de encontrar, ya que prefiere hábitats extremos, como vegas y bordes de arroyos altoandinos, generalmente a más de 2000 metros sobre el nivel del mar. Se la suele encontrar en Laguna de los Pozuelos, Jujuy. Además, alberga a esta y otras especies de aves playeras residentes y migratorias. 

El Playerito unicolor se reproduce en las praderas del norte de Canadá y Estados Unidos y realiza una migración de más de 6.000 kilómetros cada año siguiendo cuerpos de agua continentales hasta lagunas y la costa de nuestro país, donde los recibimos en el verano. La Laguna de Llancanelo, en Mendoza, congrega grandes números de Playeritos unicolor, lo que la convierte en uno de los humedales clave para su conservación. 

La Becasa de mar se reproduce en la tundra en Canadá y Alaska y migra hacia costas y lagunas de Argentina durante nuestro verano. En la Albúfera de Mar Chiquita, en Buenos Aires, podemos observarla junto a otras especies de aves playeras como Playeritos rabadilla blanca, Ostreros pardos, Chorlos pampa, Chorlitos de collar, entre otras, siendo un sitio reconocido internacionalmente por su importancia para este sensible grupo de aves. 

El Playero rojizo es una de las especies de aves playeras migratorias que podemos observar en Punta Rasa, provincia de Buenos Aires. Este sitio cuenta con recursos muy particulares que lo convierten en una parada estratégica para la alimentación y descanso de miles de aves durante su ruta migratoria a lo largo de la costa Atlántica. El Playero rojizo se encuentra en peligro de extinción y es una de las especies que dependen de la conservación de Punta Rasa para sobrevivir.