Inundaciones en el Delta: la naturaleza demostró que los diques no sirven
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Gestión integrada de deltas
En la última sudestada ocurrida este año se destrozaron los últimos diques. Estos diques generalmente se hacen para poder posibilitar la producción, pero dada la magnitud de las últimas precipitaciones y la gran creciente, los diques, se aflojan, debilitan, y revientan por la gran presión del agua. En Villa Paranacito se trabaja día y noche para mantener los diques, porque si se llegan a romper, miles de familias se inundarán. Ocurrió lo mismo en el barrio privado de Villa Paranacito, que los vecinos veían como un paredón trababa el agua. En rigor, los expertos admiten que los 5000 kilómetros de diques son el gran impedimento para que el agua escurra naturalmente hasta los cauces, por lo que se prevén más daños. En la zona, los vecinos reclaman que no se sigan construyendo barrios náuticos en los valles de inundación. En rigor, no quedo ningún dique sano: la naturaleza demostró que no sirven.
El panorama es desalentador. “…Se precisará mucho esfuerzo, muchos medios y tiempo para recuperarnos. La forestación se perderá y este año no habrá cosecha de nuez, por la imposibilidad de cosechar, porque todo está inundado. Nadie se salva de la situación. Hay árboles, algunos más jóvenes, que ya se secaron pues demasiada la realidad es que mucha agua seca” comentó la Sra Bottger. Esta productora agregó que la actividad forestal también está padeciendo el problema de la inundación y que no se puede hacer más nada, es solo esperar a que el agua baje. “Después vendrá la reconstrucción, que saldrá fortunas, una historia de nunca acabar” explicó.
La construcción de diques y terraplenes para ganadería y agricultura industrial asi como el desarrollo de megaurbanizaciones y barrios cerrados sobre el valle de inundación está afectando la capacidad de los humedales del Delta del Paraná para mitigar los efectos climáticos extremos y los medios de vida de las comunidades locales.