Este 22 de marzo se celebra el Día Internacional del Agua bajo el lema “Un día para el agua y agua para el desarrollo sustentable”. El agua dulce es vital para la vida y por ello la preservación del ciclo del agua es uno de los procesos esenciales para lograr una gestión sustentable del agua. Toda el agua dulce depende en última instancia del funcionamiento sano y continuo de los ecosistemas y en particular de los humedales.
Los ecosistemas naturales como los humedales son los más importantes proveedores de agua dulce. Sin embargo, la mayoría de las actuales políticas del desarrollo no valoran los bienes y servicios esenciales que brindan los ecosistemas de agua dulce. Esto implica un uso no sostenible de los recursos hídricos y la degradación de los ecosistemas. Por ejemplo, en Argentina el Delta del Paraná que provee de agua pura a alrededor de 13 millones de personas se encuentra muy afectado por los cambios en el uso de la tierra, impulsados especialmente por el avance de la frontera agrícola, la ganadería extensiva así como el desarrollo de grandes obras de infraestructura junto con la contaminación y eutrofización del agua .
Es necesario generar políticas ambientalmente sustentables que tengan en cuenta el valor de los humedales para el bienestar humano. Uno de los retos más importantes es mantener una equilibrio entre las infraestructuras naturales y las construidas y la prestación de los importantes bienes y servicios ecosistémicos que ofrecen. La valoración económica de los mismos es una herramienta muy valiosa para que la conservación de estos ecosistemas sea relevante para los decisores y planificadores. La adopción de la «gestión basada ecosistemas» es clave para garantizar la sostenibilidad del agua a largo plazo.